Hace unos días recibí un encargo para crear dos materiales formativos distintos para un programa universitario de máster. Uno de ellos va a ser en un formato tradicional (texto con algunas imágenes, unas 40 páginas de extensión…), mientras que el otro seguramente será una web o un directorio (todavía no lo hemos decidido).
Cuando empiezo a trabajar en algo como eso, siempre intento seguir el mismo procedimiento para asegurarme de que todo se desarrolla del mejor modo posible. La creación del producto, la relación con el cliente y mi proceso de trabajo (en este artículo hablo sobre los aspectos técnicos, no sobre la parte económica). Es así:
Arranque
El cliente y yo debemos acordar cómo será el producto, cuánto durará el proceso de creación y cómo vamos a trabajar juntos. Es muy importante que hagamos esto bien y nos aseguremos de que estamos todos hablando el mismo lenguaje desde el principio.
Planificación y estructura
Empiezo a trabajar en el producto. Después de la fase anterior sabemos el tipo de material que voy a crear, pero ahora necesito trabajar en algo más específico. Es parte del proceso de creación y permite al cliente estar más seguro de que el resultado responderá a sus necesidades. Cuando confirmamos esto, empieza la siguiente fase.
Creación del contenido
Hago un primer borrador, el cliente lo revisa y seguimos trabajando en ello del modo en que hayamos acordado al principio. Cuando el trabajo está terminado, ve la luz un nuevo material formativo 😉
Entrega
Entrego el producto, el cliente lo usa y todos somos muy felices.
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